Sesión 4: Poesía con torta de cumpleaños



· LA ENFERMEDAD
· TRISTEZA, CARTELITOS Y POESÍA
· LOS IDIOMAS
· DEPRESIÓN Y MÁS POESÍA
· PREFERIRÍA NO HACERLO
· EL PERSONAJE DESALMADO Y AHORRISTA
· LA METÁFORA DE LA TORTA

- Hola
- Adelante
- ¿Qué tal?
Mientras me acerco para saludarla ella se levanta tranquilamente de su silla. Se la nota contenta, relajada. Tiene el mismo peinado pero un poco más corto, y antes de saludarme se pasa la mano por el pelo inclinando un poco la cabeza hacia un costado, con gracia. Parece un gesto de propaganda de shampoo.
- ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
- Bien –respondo y me siento. En realidad no estoy de buen humor.
Ella me mira y se pone a arreglar unos papeles. Son historias clínicas que hace a un lado, algunas las mete adentro de una caja de plástico azul con su nombre en el costado.

LA ENFERMEDAD
- Voy a apoyar esto acá… -dice, mientras deja su celular sobre las historias clínicas.
- ¡Ah! El otro día no sabía… el mensaje ese si era tuyo o de quién… -como no me contesta agrego- …de que estabas engripada…
- Sí, sí
- Ah
- Lo que pasa es que yo lo mandé mucho más temprano
- ¿Ah, sí?
- Lo había mandado mucho más temprano, porque yo traté de llamarte y siempre me salió un contestador
- Qué raro
- Digo: "debe estar trabajando entonces"
- Claro
- Pero como cada vez que te llamaba el contestador decía: “el número tal y tal”, que era el que yo estaba marcando, “no lo puede atender en este momento, llame más tarde...”
- Ah, qué raro. Tal vez estaba apagado
- "Por ahí", decía, "mientras trabaja a lo mejor lo apaga"
- No, la verdad es que no
- Depende, hay trabajos en donde no los dejan tener el celular prendido
- Igual no recibo muchos llamados, así que tenerlo prendido o no…
- Claro, la cosa es que llamé muchas veces y dije: “bueno, después me voy a olvidar y se va a ir hasta allá sin necesidad”. ¿Qué eran? ¿Las tres, cuatro? Estaba acá cuando lo mandé…
El celular se enciende pero no suena, entonces ella lo levanta y responde.
- No, no. Está de vacaciones… -y dice algo que no se entiende, y agrega mirándome- Perdoná.
Sigue hablando por teléfono mientras miro por la ventana. No termino de entender lo que dice, pero tampoco presto mucha atención.
- Perdoná -repite.
- Sí, está bien. Yo el otro día llamé acá porque no sabía bien
- Claro, sí, sí. No, ¡falté toda la semana!
- ¿Ah, sí?
- ¡Sí, sí! Hasta el lunes falté
- ¿Estabas muy enferma?
- No, tos y fiebre, tos y tos y tos. Tos y fiebre
- Bueno, son estos días, ¿no?
- ¡No sé! Hay mucha mucha bronquitis, bronconeumonitis, bronconeumonía… tengo pacientes que estuvieron así, después me llaman y me dicen: “tengo tal cosa”, y bueno, por ahí cuando estuvo acá lo estaba encubando, o anduvo por el aire, qué sé yo…
- Claro
- Hay mucha gripe y muchos trastornos bronquiales. Así que bueno, salvo esa gripe estoy bien
- Menos mal, sí

TRISTEZA, CARTELITOS Y POESÍA
- ¿Y vos? ¿Qué tal?
- No sé… estoy triste
- ¿Por qué? ¿Qué te pasa?
- Nada en especial, estoy aburrida
- ¿Triste o aburrida? –dice con la boca medio cerrada
- ¿Qué?
- ¿Triste o aburrida? –repite modulando exageradamente
- Las dos cosas
- Mjm
- Estoy aburrida de estar sola
Silencio. La miro seriamente.
- ¿Aburrida de estar sola? –como no respondo, continúa- ¿Y triste de estar sola?
Otra vez quedamos en silencio.
- ¿Eso es lo que te apena? –insiste.
- Y sí… me imagino que sí
Otra vez silencio. Nos miramos, yo estoy muy seria, ella parece querer pensar en otra cosa, hacer otra cosa… pero me mira, se concentra. Tose. Afuera se escuchan las voces de la gente del pasillo. Parece haber bastante gente.
Después de bastante tiempo dice:
- ¡Hablá de lo que tengas ganas! Acá es… libertad de hablar –como no respondo, insiste-. Lo que a uno se le pase por la cabeza
- No sé
Otra vez nos quedamos en silencio. Miro una serie de imágenes recortadas de revistas, folletos, tarjetas, postales de muestras y eventos pegados en la pared.
- ¿Esa que tiene una higuera de quién es?
- No tengo idea –responde sin mirar la imagen de a que estoy hablando, que está justo detrás suyo-. Yo no pegué nada de lo que está acá
- Ah
- Porque un día viene una persona, otro día viene otra –arrastra la voz cuando habla-. Y otro día otra, y otra
- Ah, y van pegando…
- A parte andá a saber el tiempo que están ahí
- Mejor que estén a que…
- ¿Cómo?
No respondo.
- Estas son las que van quedando
Silencio.
- Son de alguien que va a muestras, parece
- ¿Eh?
- Son de alguien que va a muestras -repito sin ganas.
- Y… pero a lo mejor… varias personas que atendieron y que…
- Van pegando
- No siempre es la misma persona la que… Acá hay un sistema que todos los años sortean el consultorio que te toca, como para que no te toque siempre el mismo. Porque este tiene una ventana, ¡pero hay cada sucucho!
- ¿Ah, sí?
- ¡Horrible! –dice inclinando la cabeza hacia atrás mientras pasa una de las manos por su nuevo peinado-. Sin ventanas, tenés que estar todo el tiempo con la puerta abierta… yo sé que lo del sorteo no es muy bueno, ¡pero sino quedás condenada al sucucho for ever! Entonces, por ahí pasaron varias personas y alguna puso…
- Puso algo
- Algo de lo que está acá, sí
- ¿Vos no pusiste nada?
- No –responde alegremente.
- Igual está bueno poner algo –digo, después de un tiempo.
- Claro, pero no creo que lo que uno quisiera poner, quedara...
- ¿Ah, sí? ¿Por? ¿Qué pondrías?
- Pondría libros, y sería muy distractor
- Sí. Pero tal vez alguna imagen, que sea una metáfora
- Claro, pero tendría que encontrar a alguien que pudiera interpretar una metáfora que yo le diga que tiene que pintar. Y que justo después me diga “¡Oh! Justo eso…”. Estoy más conectada con la literatura, con la música que con las bellas artes
- ¿Te gusta más la poesía? –le pregunto.
- Mjm… ¿a vos te gusta la poesía?
- Sí, me gusta
- ¿Sí? ¿Qué cosa te gusta a vos? ¿O te gusta leer?
- Me gusta Pessoa
- Ajá. Leí muy poco de él, pero muy hermoso por cierto
- Sí
- Lo que leíste son las traducciones, me imagino, ¿no?
- Y sí…
Tose.
- Pero… quiero ver si puedo conseguir un libro, creo que está traducido por Santiago Kovadloff, que está de un lado en portugués y del otro lado tiene la traducción. Una maravilla
- Mh… yo no sé si de él o de otro, pero recuerdo haber leído libros así. Y está bueno porque podés ir leyendo los dos
- Claro. No sé si es así, yo entendí que era así. Pero sé que está un libro de Fernando Pessoa traducido así por Kovadloff
- Mh
- Así que espero conseguirlo. Sino, me gustaría leerlo en el idioma original. Porque no quiero leerlo en un idioma que no es el original
- Para eso hay que leer portugués…
- Pero aprendés leyendo… el portugués es fácil
- Sí, puede ser
- Si no leíste nunca me parece que no, pero cuando leés algo te das cuenta de que entendés un par de palabras y el resto…
- Sí, pero se pierden todas las sutilezas, y la poesía está llena de sutilezas -hablo como pensando en voz alta.
- ¡Claro! ¡Por eso te digo! Que si vos lo leés en portugués tenés toda la música, y al tener las imágenes se te construyen las palabras que faltan
- Puede ser
- Por lo menos tenés la imagen
- Puede ser, sí
- Porque si fuera que lo leés en ruso…
- Bueno, eso ya es imposible
- Y… podés aprender a pronunciarlo y que te suene la música en ruso. Pero –y se ríe- muchas palabras en ruso no vas a entender –sigue riendo-. En cambio en portugués se entiende muchísimo
- Y… habría que probar
- Yo he leído un par de novelas, novelas cortas en portugués y se entiende todo. Por ahí no entendés una palabra y cuando la vuelven a repetir ya entendés de qué se trata

LOS IDIOMAS
- Claro. Bueno, yo trato de hacer algo así con otro idioma y…
- ¿Con qué idioma?
- Inglés, italiano…
- ¿Sabés inglés?
- No, por eso. Sé muy poco y no se me arma nada, la verdad
- Claro, pero con un idioma taaan distinto…
- Pero el italiano no es tan distinto
- Claro, pero… bueno, el portugués también tiene una gramática que construyen distinto. Pero cuando la pescás, ya está. En el italiano tienen una gramática bastante distinta. Emmmh… pero eso, de los idiomas latinos para mí el más parecido de todos al castellano es el portugués
- Sí. Puede ser. Tal vez es porque están cerca
- Claro, estamos pegados, ¿no? Incluso me parece hasta más sencillo que sacar algo en francés, la verdad es que leí muy poco
- Sí, claro
- Pero realmente, ¡es muy distinto! No entiendo. Pero el portugués, más que el francés… no sé, más que cualquier otro. Así, sin haber estudiado, ¿no?
- Claro
- A parte uno oye canciones
- Sí, puede ser eso –trato de sostener la conversación pero no puedo, estoy muy aburrida. Ella lo nota y así pasa un tiempo sin hablar.

DEPRESIÓN Y POESÍA
- Y bueno, no sé. Como estoy triste, estoy cansada y tengo sueño todo el día.
Tose mientras me mira tapándose la boca con el puño.
- ¿Pero estás triste así, en general? –dice con un tono demasiado alegre.
- ¡Estoy angustiada…! ¿Qué se yo?
- Mjm… es muy distinto de estar triste…
- Depende para quién, para mí las dos palabras más o menos hablan de lo mismo
- ¿Y cómo describirías la sensación, el sentimiento de tristeza y de angustia?
- En este momento las dos me parecen lo mismo –hablo como si tuviera algo en la boca.
- Claro…
- Me hacen sentir que tengo sueño, que no tengo ganas de hacer nada… me parece todo aburrido… y siento que va a ser siempre así
- ¿Y por qué lo asociás con la angustia?
- Qué se yo… –digo en voz baja-. Se me ocurre que es eso
- Mjm… porque… lo que describís… suena más bien como depresión, ¿no?
- Lo que también sería un sinónimo
- Claro, pero justamente no son sinónimos
- Para mí, sí. Tal vez para alguien más especializado no… pero…
- ¡No! Pero en general, la gente no especializada cuando describe lo que le pasa… yo no sé si es la depresión que te entristece y eso te angustia, o si es solo depresión
- ¿Si eso es depresión?
- O si es “solo” depresión –dice, acentuando la palabra.
Se escuchan risas del otro lado de la puerta. Ella me mira fijo, parece como si quisiera retenerme con la mirada y eso mismo hace que preste más atención a lo que pasa afuera.
- Me parece que, más que nada… –dice enérgicamente- por lo que escucho es una sensación de frustración
- Qué se yo… hace muchos años que no hago nada
- Como nada divertido
- Nada que me guste, nada divertido
- Claro, lo único que te gusta es estudiar música
- No sé… ¡se me ocurrió eso!
- Claro, pero por ahí te gustaría alguna cosa… o tendrías dones para otra cosa que te fuera más accesible…
- ¿Como qué?
- ¡No sé! Vos sabés qué cosas hacés bien…
Silencio. Siguen escuchándose las voces del otro lado, pero ya no se ríen.
- No sé, se ve que lo que hago en el trabajo en el que estoy lo hago bien. Pero eso no me parece interesante
- Y no… estamos hablando de cosas que te gusten, ¿no? Mucha veces se trabaja para vivir. Otras veces se puede trabajar de lo que te gusta, para vivir. Pero vos decís que trabajas en esto porque… -hace una pausa, inclina la cabeza hacia abajo y desde ahí me mira- es lo que te da de comer y es con lo que pagás el alquiler pero donde no hacés nada que te “guste” –acentúa la palabra mientras cambia de pose, ahora me mira de reojo con la cabeza inclinada hacia un costado-. Cuando hablamos de cosas que te gustarían, mencionás la música. Pero a lo mejor… por ejemplo, a veces me decís que te gusta la poesía… a lo mejor escribir te resulta más fácil que ir a estudiar música
- ¿Escribir poesías?
- ¡Poesía o prosa! No necesariamente tiene que ser poesía. ¡Porque tenés que tener un don muuuuy especial para escribir poesía!
- Escribir poesía es algo muy cercano a la música –la interrumpo-. Es como escribir canciones
- Claro –dice muy poco convencida-, pero no necesariamente tenés que estudiar para escribir… aunque ayuda, ¿no? Pero no necesariamente tenés que estudiar una técnica. Me refiero a que si vos querés ahora aprender a tocar un instrumento tenés que ir a un lugar en el que te enseñan música, ¿no? Pero si vos tenés ganas de escribir algo, lo que vos sentís, lo que pensás, qué se yo... ¡con comprarte un cuaderno y un lápiz! –termina la frase haciendo rebotar su dedo índice sobre la mesa.
- No es tan fácil. Es como decir: “Ah, tengo ganas de dibujar”, entonces te ponés a dibujar y es un espanto lo que sale
Dice algo entre dientes.
- ¿Cómo?
- Mientras te guste… -la miro con mala cara-. Digamos, si vos querés publicar un libro de poesía, y lo llevás a una editorial… es otra cosa que si vos… a vos te hace bien, cuando volvés de tu trabajo aberrante… –hace una pausa- te sentás y escribís algo
- Pero… ¿qué sentido tendría sentarme y escribir algo? ¿Para qué lo haría?
- Decime vos
- Mi vida sería la misma. Voy al trabajo, me aburro, llego a mi casa y me pongo a escribir algo que voy a leer yo sola
- Y cuando leés por ejemplo un poema de Pessoa, ¿con quién lo leés?
- Leí hace muchísimo tiempo, ya no leo. Hace mucho tiempo que no leo
- ¿No leés nada?
Digo que no con la cabeza.
- ¿Y porqué si hay cosas que te gustan no leés?
Espero un momento para contestar, pienso.
- Me aburro. No me dan ganas de ponerme a leer
- Mjm… ¿no hay nada que te atraiga para leer?
- No, ya el hecho de pensar en tener que ponerme a leer… no me dan ganas
- Entonces por ahí no sos muy interesada en la lectura
- En algún momento sí, pero ahora… no sé, no tengo ganas
- Mjm
- Ni de eso, ni de nada
Afuera hay una máquina que hace mucho ruido. Nos quedamos un rato sin hablar.
Me parece que es una enceradora.

PREFERIRÍA NO HACERLO
- ¿Creo que se llamaba “El escribiente”? ¿El libro ese del personaje que dice: “Preferiría no hacerlo...”?
Silencio.
- Me acuerdo la frase… –dice-. Me acuerdo la frase, me lo dijiste e hizo: “¡Tic!”, pero… no me puedo acordar
- ¿Y te acordás de qué se trataba el libro? –le pregunto
- No, me acuerdo un poco el tema…
- Es un personaje que trabaja en un lugar, y que empieza con esto de que preferiría no hacerlo, entonces… nada, llega a un punto en que hace cada vez menos hasta que el tipo se muere
- ¿Hicieron una película con esto? Porque me suena tanto la frase…
- No lo sé, pero es…
- Porque inclusive la ponen… no es “prefiero no hacerlo”, es “preferiría…”
- Igual es una traducción
- Ah
- Pero es lo mismo
- Bueno, pero igual… si hay que traducirla, hay que traducirla en el tiempo en que está
- Sí
- No me puedo acordar… no sé si lo leí realmente, ¿no? Pero la frase me suena mucho
Silencio. Espero a que me diga algo al respecto, pero no.
- Bueno, porque me siento igual –digo finalmente.
- Mjm… ¿y qué preferirías no hacer?
- Nada
- Ajá… ¿y entonces quisieras quedarte en tu casa, por ejemplo?
- Tampoco
- ¿Eh?
- Tampoco me resulta…
- ¡Claro! ¿Pero preferirías no hacer determinadas cosas para hacer otras? ¿O no?
- En este momento, no. Simplemente preferiría no hacer nada
- Ah
Silencio.
- Por eso te digo, quedarte en tu casa
- Es que tampoco es que preferiría quedarme en mi casa…
- Mjm… pero ya, entonces… cualquier “preferiría” sería ya preferiría “hacer” alguna cosa… -dice, acentuando las palabras
- No, que esté en un lugar no significa que tenga ganas de estar en ese lugar. Estoy porque en algún lado tengo que estar… –digo con una sonrisita irónica-. Porque estoy, pero no es que lo prefiera a otra cosa
- Mjm… pero por ejemplo, si vos dijeras: “Preferiría no estar en mi casa…”
- Bueno, no… preferiría no estar en ningún lugar, no hacer nada –me mira el pelo, entonces me apuro a decir algo-. ¡No sé! De repente pasa toda una semana en la que estoy haciendo cosas como si fuera una máquina…
- Mjm
- …como si hubiera una especie de… de cosa que… en la que estoy metida y que funciona y… que dispone de mi… energía…
- Mjm… de tu vida, digamos
- …para que funcione, y es como… esa cosa pareciera que se llama Clara, porque va, trabaja, vuelve. De vez en cuando va, visita a algún familliar –digo familliar, y esas i con la ll sumadas al gesto exagerado provoca una sonrisita en ella-, porque hay que ir a visitar al familiar… y está ahí, como estaría en cualquier lado… Me da exactamente igual
- Mjm, ¿y porqué va y visita a algún familiar?
- Es como un personaje así…
- ¿Personaje?
- …le falta alma
- Mjm

EL PERSONAJE DESALMADO Y AHORRISTA 
- Podríamos decir…
- ¡Nada! –la interrumpo- ¡Es como parte de toda esa maquinaria! Es como el paquete... Como un círculo: trabaja, con eso paga su poder estar en un lugar para existir… después la otra maquinaria que es la familia, que de vez en cuando solicita un poco de presencia, entonces va, cumple con eso…
- Digamos que hacés los deberes familiares
- Yo podría no ir más, pero… eso trae más problemas. Porque después tenés los llamados, los reclamos… entonces uno va un rato… qué se yo
- Mjm
- Lo mismo cuando salgo a tomar algo con mi compañera de trabajo. De vez en cuando salen y me dicen de ir. Y voy porque sino después tengo el problema de que se ponen todas juntas en un costadom –la voz nasal va apareciendo de a poco- y me miram asím… entonces de la otra maneram… nada, me ahorro eso
- Mjm. Digamos que entonces las acciones llevadas a cabo son como para ahorrarse otras… desagradables
- O para pasar más desapercibida digamos, porque de la otra manera les parece como agresivo entonces ya empiezan a molestar. En cambio de esta manera… no me tienen en cuenta, pero estoy ahí… entonces ya está, como quem…
Silencio.
- Pero todo esto que vos decís hecho absolutamente a desgano…
- Y a mí me da igual… ir o no ir, verlos, no verlos, la verdad… me chupa un huevo. Perdón la expresión, pero…
- Mjm. No te hagas problema –dice seriamente, y agrega algo que no escucho
- ¿Cóm…? Bueno, es una expresión. Es como si toda esa gente no existiera…
- ¡Mjm!
- …y yo para ellos tampoco. Y es toda como una combinación, no sé… da la casualidad de que somos familia, así que de vez en cuando hay que verse. Porque a ellos tampoco es que les interese mucho, me parece
- Mjm
- O mis compañeras de trabajo, que tampoco. Trabajamos en el mismo lado y de vez en cuando hay que salir: “Bue…", digo. Y salgo. O saludar al porteeero… o lo que sea
- Mjm
Silencio.
- Y dentro de eso no hay nada que te…
- No, entonces yo me imagino que lo que hay que hacer para que haya algo en todo eso es generar… creo que lo que movería… a esa… cáscara… es como tener una especie de… alma… me imagino que… tener… interés por algo… eso ya es como tener una especie de alma
Afuera golpean algo. Ella levanta la voz para hablar.
- ¿Y eso dónde se conseguiría?
- No sé… acá, por ejemplo, vine a buscar eso
- Mjm… “un alma”
- Llamémoslo así. O mejor llamarlo “un interés por algo”
- Claro, pero por algo vos lo llamaste “un alma”. ¿Por qué ya lo querés despojar de un alma?
- Y… no… porque lo llamo así para que… th… porque estábamos hablando de un personaje, de una cáscara que no tiene alma, no tiene espíritu, como que no tiene algo adentro. En cambio de esta otra manera yo diría que… nada, vine a buscar un interés. O… vine a buscar el poder hacer que algo me interese
- Mjm
- Por ejemplo yo digo: “Sí, bueno. Estoy tratando de recuperar a un viejo muerto interés”, que es el interés por hacer música
- ¿Y escuchás música? ¿Escuchás...?
- No. No escucho ni música ni radio ni nada. Cuando estoy en mi casa escucho los ruidos de afuera
- Mjm, ¿y te gusta escucharlos?
- Me da igual. E incluso a veces hasta me molestan
Se hace un largo silencio.
- ¿Y vos qué querés? ¿Buscar tu alma?
- ¡No, no! Vayamos a algo más simple: quiero generar un interés por algo. Quiero que algo… me den ganas de hacer algo. Decir: “¡Ah! ¡Esto me gusta!”. Entonces poder así tener voluntad hacia algo
- Claro, pero vos me decís que si no encuentra su alma es una cáscara vacía
- Mjm
- Ahora… inmediatamente tratás de… voy a usar una especie de… –y dice algo que no entiendo.
- ¿De qué?
- De neologismo. De prosa… -otra vez no escucho bien.
- ¿De neologismo? ¿De prosaisarlo?
- La palabra “prosaisar” no existe, existe “prosaico”, ¿no? Porque decir que alguien se siente vacío y está buscando su alma tiene un contenido más poético, ¿no? Y vos decís: “¡No no no! Yo quiero buscar algo que me interese” –y termina la frase dejando caer ruidosamente la palma de la mano contra la mesa-. Que sería como si alguien te lo pudiera dar…
- Es que yo pienso que el psicoanálisis te puede ayudar o te puede dar una herramienta para generar algún interés hacia algo
- No…
- En cambio, ¡no creo que te pueda dar un alma!
- ¿Qué? …no, nada te puede dar un alma. Y el psicoanálisis no te da un alma
- Por eso. Te da herramientas para en todo caso… ¿construir un interés sobre algo?
- No
- ¿Y entonces? –dejo salir la pregunta por entre los dientes cerrados
- El psicoanálisis te ayuda a buscar dentro de vos… algo. Pero eso de herramientas… eso es muy yanqui
- ¿Muy yanqui?
- Sí. De que te va a dar herramientas y técnicas. Porque la psicología que ellos practican, cognitivista, cognitiva, cogni: buscar una herramienta. “Yo puedo, yo puedo, yo puedo”. Mentira. O: “¡Qué linda soy!”, y la mirás y no. Pero ya me lo creo y ¡zaaaa! –abre los brazos hacia los costados-, y voy y me llevo todo por delante –cierra los brazos en un aplauso sonoro-. Mentira, todo sigue siendo igual. Pero bueno… En cambio, el psicoanálisis tiene otra forma, trata de buscar en esa persona lo que hay. Vos estás… ¿cómo te puedo decir? Como… desganada, y en cierta medida “aparentemente” desganada pero más como retobada, por lo cual…
- ¿Re qué?
- Retobada
- Yo tengo una metáfora
- Sí, dale

LA METÁFORA DE LA TORTA
- Siento que soy una torta de cumpleaños adentro de un freezer hace veinte años. Y está ahí, en el freezer, y no pasa nada. Se supone que es algo re lindo y está ahí, freezado
- Y no cumple años…
Suspiro.
- De cumpleaños por una cuestión así de que es alegre, un festejo…
- Claro, pero en psicoanálisis “nada” deja de tener significado –acentúa la palabra-. Porque podrías haber dicho… ¡qué se yo! Una joya guardada en una caja fuerte… ¿no? Pero dijiste una torta de cumpleaños. Guardada en el freezer
- Hace veinte años
- Hace veinte años. Una torta de cumpleaños… digamos, casi en seguida a lo que alude es a un festejo
- Claro
- Porque uno se puede quedar en su casa en su cumpleaños y no hacer ninguna torta. O ir al cine o lo que se le cante, ¿no? Pero cumpleaños alude a festejo, más que es una torta y a que haya gente festejando eso
- Mjm
- Entonces la metáfora no es sin sentido. La metáfora tiene sentido, cada metáfora tiene sentido. Siempre. No solo en el psicoanálisis, en todo, ¿no? Parece que en un momento hubieras dejado de cumplir años… te hubieras detenido, te hubieras quedado ahí, congelada
- Congelada… –repito, casi cantando-. Pero no de cumplir años, los años los cumplo igual… me parece que lo que dejé de hacer es…
- ¡Una cosa es cumplir años…! -me interrumpe-. Y otra es que los años pasen
Silencio.
- Buá… entonces vamos a afilar más: una cosa es que…
Me interrumpe:
- ¿Cuántas velitas tiene la torta?
- ¡Quéeeseyooooo! …tiene colores
- ¿Qué colores?
- No sé… confites, cosas
- Ah
- Es… medio infantil
- Mjm… ¿y hace veinte años…?
- Y todo esto viene por una cuestión de que ayer una compañera decía que todavía tenía un pedazo de la torta de su cumpleaños freezado, y el cumpleaños de ella fue el año pasado. A fin de año
Hay un ruido fuerte, agudo.
- ¡Qué cosa! –dice-, cómo suena eso...
- Parece que es una torta demasiado grande
- Y, para que te dure un año…
- No sé, pero me acordé de eso… por eso dije…
- Mmmh
- …lo de la torta de cumpleaños
- Mjm
- O sea que por algo usaste esa asociación, y no otra –dice elevando el tono de voz porque el sonido agudo no para.
- Tal vez porque me quedó eso
- Como en los sueños
- Tal vez me identifiqué con la torta de esta chica, que quedó ahí, olvidada en el freezer
- ¡Ah! A lo mejor se la olvidó, por eso no se la comió
- Y no, si está contando que todos los días saca un pedacito…
- ¡¿Todos los días saca un pedazo?!
- Todos los días no… pero dice que va sacando de a poquito
- Ah… pero mirá vos, ¿no? ¡Qué control! ¡Qué auto control!
- O era una torta muy grande
- ¡Pero trescientos sesenta y cinco días! ¡Trescientos sesenta y cinco pedacitos de torta! ¡Igual eso es autocontrol! ¡Cuidate porque esto nunca es así! ¿Cómo puede ser de grande una torta…?
La interrumpo.
- Bueeeno… tooodos los días... no sé, tal vez de vez en cuando, cuando se acuerda saca un pedazo
- Mh… o sea que es una torta congelada y olvidada y yo te pregunté cuántas velitas tenía, que todavía no me dijiste. Me dijiste confites y cositas
- No sé… la que me imaginé yo tiene una vela
- Una vela
- Pero como una vela simbólica, de todos los años. No importa que sea un año o veinte años…
- ¡Una vela de mierda!
- ¡Claro! De esas que “¡Ah, me olvidé de comprar velitas!”
- No, porque… cada diez años: una vela más grandecita. Y después agregan las otras, van agregando las más chiquitas. Por ejemplo, a un nene hasta que cumple los diez años le van poniendo velitas chiquitas hasta que cumple los diez y le ponen la más grande. Y después alrededor así, rin rin rin… y cada vez que sos más grande te van tocando dos velas grandes, tres velas grandes –dice entre risitas-, ¿no? Por eso te preguntaba cuántas velas, saber… porque cada uno tiene algo…
- Ah, no. Este es el caso del que se olvida las velitas entonces pone una vela cualquiera que tiene en un cajón
- Ah. Pero una vela que tenés en un cajón es por si se corta la luz…
- Claro
Suena una bocina.
- No vas a tener una vela…
- Pero si la torta es linda… la vela zafa
Silencio.
- Bueno, vamos a ver qué va a pasar con esta vela –dice alegremente-. Con esta vela y con esta torta congelada, ¿eh?
- Espero que pase algo pronto –digo, mientras me desperezo.
- Mjm… bueno, nos vemos el jueves
- Sí
- Chau Clara –se ríe y me da un beso en la mejilla.
- Hasta el jueves –contesto con voz nasal-. ¿Cierro o dejo abiertom?
- No, dejá abierto
- Gracias. ¡Chau!
Contesta inclinando la cabeza.